De vez en cuando escuchaba la canción. Su mente la reproducía exacta y sin cambios. Los acordes resonaban y la voz era tan profunda como un estanque. Titubeó. ¿Sientes lo mismo?-pensó. Me muevo junto a ti, veo espirales. Un frío le invadió el cuerpo. Ver la ciudad desde allí era diferente. Todo parecía lejano y triste. Tal vez era el efecto de la canción. Tal vez era eso, sólo esa tonta canción. Sintió ganas de gritar y ahora que lo pensaba jamás había gritado realmente. Su carácter era más bien débil y cedía todo el tiempo. Era paciente, incluso cuando su hermana la sacaba de quicio. No gritaba, contaba hasta treinta si era preciso. Jamás perdía el control. Por un momento deseó no hacerlo más. Quería gritar. Fuerte. Tan fuerte que todos la escuchasen. Tan fuerte que la canción desapareciese.
Veo espirales, me muevo junto a ti otra vez. Los puentes siempre le habían parecido hermosos. Era increíble que alguien pudiese construirlos. Los autos vagaban por allí con sus luces y se percibía cierta vanidad en ellos. La gente paseaba con su paraguas, aunque dudaba que alguien realmente paseara en la lluvia. Ella si lo haría. Ella en verdad lo haría. Los deseos de gritar se fueron transformando en un lagrimeo tonto. Deseó poder decir algo coherente. Algo valioso. Decirse algo a si misma, cantarse una canción propia. Lloró un buen rato. La canción había desaparecido. El puente seguía hermoso aunque nublado por las lágrimas. Lo entendió todo. Era mejor volver a casa. Después de todo era ella quien debía disculparse.
Veo espirales, me muevo junto a ti otra vez. Los puentes siempre le habían parecido hermosos. Era increíble que alguien pudiese construirlos. Los autos vagaban por allí con sus luces y se percibía cierta vanidad en ellos. La gente paseaba con su paraguas, aunque dudaba que alguien realmente paseara en la lluvia. Ella si lo haría. Ella en verdad lo haría. Los deseos de gritar se fueron transformando en un lagrimeo tonto. Deseó poder decir algo coherente. Algo valioso. Decirse algo a si misma, cantarse una canción propia. Lloró un buen rato. La canción había desaparecido. El puente seguía hermoso aunque nublado por las lágrimas. Lo entendió todo. Era mejor volver a casa. Después de todo era ella quien debía disculparse.