lunes, 23 de diciembre de 2013

Mamá.



Supongo que a todos nos pasa, dijo mientras se bebía el vodka. Me refiero a no distinguirnos. No saber quiénes somos. Es difícil aceptar el paso del tiempo, reconocernos como alguien más. Ya ven, el tiempo vuela y ya soy mamá. Debo olvidarme de todos mis planes. De los viajes. De los proyectos en solitario; tengo compañía y más vale que la acepte. Nadie en la sala supo qué decir. Amy tenía fama de ocurrente pero jamás había dicho algo así. Su rostro estaba pálido y firme. Revelaba un ánimo frío, serio y algo cruel. Le serví más vodka mientras los demás, entre halagos y chistes, trataban de direccionar la charla. Pero ella no se rendiría tan fácil; sabía que en el fondo muchas allí pensaban igual. Saben, dijo con la mirada fija al suelo, he roto todos los espejos. Todos y cada uno. Fred piensa que sólo estoy alterada por el embarazo, pero no es así. Ya no sé quién soy. Es insoportable verme a mí misma. Tan diferente. Tan ajena. Ya no me pertenezco y... ¿qué viene después de esto, ah? ¿Desconocerse por completo? ¿Alejarse de todo lo que se quiso alguna vez? ¿Acaso dejaré de pintar? ¿Dejaré de sentir ganas de cantar en las noches? ¿Sólo pensaré en quehaceres y cuando mis hijos se me acerquen les contestaré a gritos? No, no, no. Yo no quiero eso para mí. Ni para ellos. ¿Y qué pasará con Fred? ¿Saldrá temprano de casa y deseará no llegar nunca? ¿Desaparecerán las cenas románticas, los chocolates sorpresa, las ganas? ¿Se tomará malhumorado el té y se despedirá con un cruel y rutinario beso en la frente? No, no. Me niego. ¡Y sé que a ustedes aún les queda algo de razón! Quién querría ser madre, ¿ah? ¿Acaso tú, Vicky? ¿Acaso tú? Rompió a llorar. La miré pasmada y de repente tuve ganas de vomitar. Quería desaparecer de allí. Era cierto, nadie querría ser madre si esto significase renunciar a su propia vida. Nadie. Sin embargo, ya había pasado mucho tiempo. Amy, aunque arrepentida, no abortaría; y yo, aunque lo intentase, no podría dar un paso atrás. Corrí al baño. Vomité hasta sentirme vacía y lloré en silencio. Me acerqué al lavabo, lavé mi rostro. Me sentí asqueada...aquel reflejo ya no era el mío.

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